Netanyahu y bin Zayed
Benjamin Netanyahu y Jalifa bin Zayed Al Nahayan

Ocupación israelí
El mito de los acuerdos de paz sigue confinando los sueños de Palestina

Trump y Netanyahu han calificado de “histórico” el acuerdo alcanzado con Emiratos. El pacto entre Israel y EUA aplana el camino para que otros estados árabes normalicen sus relaciones con Israel. Mientras, el pueblo palestino, sigue sin ser escuchado. 

El denominado “Acuerdo de Abraham”, suscrito entre Israel y Emiratos Árabes Unidos (EAU) y anunciado el pasado jueves 13 de agosto, supone un paso más en la admisión de las políticas del sionismo por parte de las potencias occidentales, la normalización de las relaciones de los países árabes con el estado presidido por Netanyahu, así como el blanqueamiento de la ocupación que Israel lleva ejerciendo desde hace más de 70 años.

El acuerdo geoestratégico con el fin de sellar la paz entre los dos Estados e implantar relaciones diplomáticas constituye una formalización de los lazos de Israel con un tercer Estado del mundo árabe, después de que lo hicieran Egipto en el año 1979 y Jordania en el 1994. Esta unión pretende, “en esencia”, instaurar nuevos horizontes de cooperación económica en Oriente Próximo con el objetivo último de facilitar el aprovechamiento del potencial de la región. Así, en este sentido, Netanyahu subrayó que el nuevo entendimiento contempla sinergias en materia de inversiones económicas, turísticas, aviación, seguridad y telecomunicaciones, en los que ambos países destacan con sectores punteros.

La nueva alianza viene a confirmar la mejora de las relaciones entre las naciones del Golfo e Israel, producida según los expertos durante los últimos 25 años. Dicho pacto, no sorprende, por tanto, a los ciudadanos palestinos. Así, un joven estudiante palestino, cuya identidad preferimos preservar señala “las relaciones entre los Emiratos e Israel existían hace años. Lo que es nuevo es salir públicamente a anunciarlo, pero no nos ha sorprendido que se haya hecho esto. Los gobernadores árabes que tanto fingen ser pro-Palestina son el primer aliado del estado de la ocupación y facilitan el plan de anexión”.

Netanyahu subrayó que el nuevo entendimiento contempla sinergias en materia de inversiones económicas, turísticas, aviación, seguridad y telecomunicaciones, en los que ambos países destacan con sectores punteros

Trump y Netanyahu, vanagloriándose de una visión de paz extraordinaria, califican de “histórico” el acuerdo alcanzado con Emiratos. Según el presidente estadounidense “ahora que se ha roto el hielo, espero que más países árabes y musulmanes sigan a los Emiratos. Por su parte, Yusef al Otaiba, embajador de los Emiratos en Washington, insiste en que “esto es un significativo avance para la región, frena de inmediato la anexión y la potencial escalada de violencia”.

Para Emiratos, dicho acuerdo hace viable la solución de los dos estados (uno árabe y otro judío) y crea una nueva dinámica y la posibilidad de un proceso de paz. Por otra parte, la Unión Europea celebra el entendimiento, señalando que Israel debe avanzar y abandonar de forma definitiva el proyecto de anexión de zonas de Cisjordania. De esta forma, Josep Borrell, Alto Representante de la UE para Política Exterior ha apreciado en su cuenta de Twitter que “beneficia a ambos y es importante para la estabilidad regional”.

En esta situación de extrema complejidad, en la que una pluralidad de actores planea sus estrategias en el tablero de intereses de Medio Oriente, una vez más, Palestina sigue sin ser escuchada. A pesar de lo mencionado, la gran mayoría de medios occidentales aplauden el pacto y lo consideran beneficioso para los intereses árabes. Esta visión optimista, se debe a que, en el comunicado oficial, el Estado judío se compromete a paralizar la anexión parcial de zonas de Cisjordania, hecho que suponía el mayor reto para el nuevo Gobierno de coalición pactado en mayo.

Ocupación israelí
La oposición internacional e interna aplaza el plan de anexión de Netanyahu

El 1 de julio, al contrario de lo que había anunciado y defendido su primer ministro, Israel no inició la incorporación unilateral del 30% de Cisjordania. El plan, que ha sido objeto de críticas por parte de la comunidad internacional y no contaba con el consenso de todo el Gobierno, queda en suspenso. 

Sin embargo, a falta de nuevas declaraciones y contrariamente a lo interpretado por los eufóricos titulares de algunos medios, la paralización de la anexión no sería del todo cierta. Algunas fuentes, entre las que destaca Al Jazeera, aseguran que el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, pretende “atrasar” la anexión como parte de acuerdo con EAU, pero sus planes de anexión de Cisjordania siguen “sobre la mesa”.

Como señalaba Ilan Pappé, destacado historiador, profesor y activista expatriado israelí en Los diez mitos de Israel, una de sus obras sobre la ocupación israelí, “el relato histórico del sionismo sobre Israel está construido sobre numerosas falacias y mentiras”. Si el mensaje que se difunde de esta historia a la población es otro mito más de los que Israel ha utilizado a lo largo de su breve historia como país para esconder la violación de derechos humanos sobre los palestinos y las palestinas, nos enfrentaremos a la dura realidad de comprobar cómo cada día que pasa se normaliza más la presencia de Israel en nuestra sociedad.

En este sentido, la alianza con los Emiratos sería el segundo pacto del año tras el “Acuerdo del Siglo”, en el que una vez más, se pretende, mediante el discurso, transformar la realidad de las consecuencias. La firma vende y soslaya los intereses palestinos, permite el avance de la ocupación sionista, que parece no tener freno, y proyecta su bienvenida como país democrático de la mano de Estados Unidos.

Dos acuerdos en pocos meses en los que Donald Trump se erige como mediador y protagonista de la pacificación de la región, medalla que en numerosas ocasiones de la reciente historia ha pretendido colgarse el imperialismo estadounidense para justificar sus invasiones, sirviendo además para obtener rédito en las elecciones presidenciales de noviembre.

Donald Trump se erige como mediador y protagonista de la pacificación de la región, medalla que en numerosas ocasiones de la reciente historia ha pretendido colgarse el imperialismo estadounidense para justificar sus invasiones

Desde Palestina se rechaza frontal y absolutamente un acuerdo en el que funcionarios palestinos sostienen que nadie les consultó antes del anuncio de Trump. El descontento se refleja en el diario Al-Hayat al-Jadida, dirigido por el gobierno palestino, que titula “Agresión tripartita contra los derechos del pueblo palestino”. Este es un velo más que esconde la ocupación y pretende democratizar a Israel creando una atmósfera de falso pacifismo en un infierno de apartheid que dura ya más de 70 años.

En este sentido, Hanan Ashrawi, miembro del comité ejecutivo de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) denuncia que “Israel ha sido premiado por no declarar abiertamente lo que lleva haciendo de forma ilegal y persistente a Palestina desde el comienzo de la ocupación” y que “EAU ha sacado a la luz sus tratos secretos con Israel. Por favor no nos hagáis ningún favor ¡No somos la tapadera de nadie!”.

El pacto supone para la Autoridad Palestina (AP), según Nabil Abú Rudeina, portavoz del presidente de la AP, Mahmud Abbas, “un golpe a la Iniciativa Árabe de Paz y a las decisiones de las cumbres árabes e islámicas, además de una traición a la mezquita de Al Aqsa. Este acuerdo es un reconocimiento de facto de Jerusalén como capital de Israel” señaló el referido portavoz de la Autoridad Palestina, tras una reunión de urgencia de los líderes políticos palestinos convocada por Mahmoud Abbas tras el anuncio del acuerdo.

La Iniciativa de Paz Árabe, también conocida como “Iniciativa Saudí”, fue una propuesta aprobada por la Liga Árabe en la Cumbre de Beirut de 2002 que expresaba la normalización de las relaciones y la firma de tratados de paz entre los 22 países árabes e Israel a cambio del abandono de los territorios palestinos ocupados en el año 1967 (Cisjordania, la Franja de Gaza y Jerusalén Este). Es importante señalar que, en su creación, la “Iniciativa Saudí” fue rechazada unilateralmente por el gobierno israelí, dirigido en ese momento por el primer ministro y militar Ariel Sharon, conocido por ser ejecutor y arquitecto de crímenes de guerra hacia el pueblo palestino.

Recientemente, el primer ministro Netanyahu apoyó de manera ambigua la iniciativa, rechazando la exigencia hacia Israel de abandonar los Altos del Golán y aceptar el retorno de cientos de miles de habitantes de la Palestina histórica, refugiados dentro de su propio territorio o en otros países de Oriente Próximo, como Siria, Líbano y Jordania.

El horizonte que se contempla a partir de la normalización de relaciones diplomáticas entre Israel y Emiratos no deja de ser desesperanzador para la causa palestina. Cabe ciertamente la posibilidad de que en el futuro más inminente otros países árabes sigan el sendero trazado por EAU, olvidando la premisa marcada por la “Iniciativa Saudí” en el año 2002. “Este acuerdo es muy perjudicial para la causa de la paz” declaró desde Londres Husam Zomlot, jefe de la delegación palestina en el Reino Unido, “porque elimina uno de los incentivos clave para que Israel ponga fin a su ocupación: la normalización con el mundo árabe”. Con la intención de buscar apoyo en los demás países árabes, los dirigentes políticos palestinos han llamado a una concentración urgente de la Liga Árabe.

El horizonte que se contempla a partir de la normalización de relaciones diplomáticas entre Israel y Emiratos no deja de ser desesperanzador para la causa palestina.

La aceptación de Israel por parte de Emiratos es sólo un paso más hacia el beneplácito del que busca gozar el Estado judío, no sólo por parte de los países occidentales sino también del entorno árabe. Otro joven estudiante palestino de 19 años, cuya identidad también mantendremos bajo anonimato, denuncia “nadie tiene el derecho de negociar nada en nuestro lugar, el efecto de este acuerdo es que muchos países árabes seguirán a Emiratos y tratarán a Israel de forma amistosa como un país oficial”. Ningún esfuerzo diplomático acometido por Israel ha sido únicamente debido a sus intereses económicos y geoestratégicos, sino que se enmarca en una estrategia deliberada de marketing político y publicitario que busca esencialmente desviar la atención de los crímenes perpetrados; presentando al Estado como un foco de liberalismo y progreso en Oriente Medio, con el que se puede llegar a acuerdos, en teoría presentados en aras de lograr la paz.

El sionismo pretende hacernos olvidar la historia, alterándola, transformándola, creando un discurso propio y pretendiendo definirse como un país democrático gracias al incansable y férreo apoyo estadounidense. Mientras tanto, la violencia deliberada y continua hacia los palestinos se ve difuminada y silenciada mediante su potentísima estrategia publicitaria, que consigue que Israel se integre en nuestras pantallas, aceras, conversaciones y hasta en nuestras reivindicaciones.

El sionismo pretende hacernos olvidar la historia, alterándola, transformándola, creando un discurso propio y pretendiendo definirse como un país democrático gracias al incansable y férreo apoyo estadounidense.

En este sentido, el pinkwashing, definido por la profesora y activista americana Sarah Schulman, como “una estrategia deliberada para ocultar las continuas violaciones de derechos humanos de los palestinos detrás de una imagen de modernidad, significada por la vida gay israelí”, ha logrado que una parte del colectivo LGTBQ+ contemple a Israel con una apariencia de tolerancia y libertad. Muchos artistas y activistas pertenecientes al colectivo han viajado en los últimos años a celebrar la fiesta del Orgullo en Tel Aviv, olvidando tras los coloridos desfiles y el estruendo de los altavoces, el pánico que viven los palestinos a tan solo unos kilómetros.

De la brillante militante antirracista y feminista afroamericana, Angela Davis, hemos aprendido entre otras, la gran lección de articular las luchas de los movimientos sociales en clave interseccional. Davis define al capitalismo como “racista, homófobo, tránsfobo y colonial”, si las dominaciones de la represión están relacionadas entre sí, también las resistencias que luchan contra éstas deben hermanarse e interseccionar entre sí.

Coronavirus
Los giros políticos que el coronavirus trajo a Oriente Medio

Aunque seguramente vuelvan a su orden anterior cuando pase la pandemia, la amenaza del virus ha alterado las prioridades de algunos actores de Oriente Medio hasta el punto de ir en contra de sus tradiciones políticas.

Los intentos constantes de Israel de acallar cualquier espíritu crítico por parte de Occidente se basan en el argumento recurrente y totalmente carente de sentido de que cualquier organización que apoye los intereses palestinos es antisemita. Razonamiento completamente vacío y repetitivo, ya que el activismo pro-palestino se ha esforzado en explicar, en innumerables ocasiones, que la denuncia se basa en la oposición a las políticas de ocupación de Israel y al sionismo, esto es, la doctrina política defensora del derecho a la construcción de un Estado nacional judío en Israel.

Las asociaciones solidarias con Palestina pretenden evidenciar los crímenes del Estado de Israel —que ya están siendo investigados por la Corte Penal Internacional desde el año pasado— y en ningún caso existe la mínima antipatía hacia la religión judía. De hecho, una gran parte del colectivo judío, en especial organizaciones ultraortodoxas, ha manifestado su absoluto rechazo al Estado de Israel. Además, como ha sido demostrado por expertos como Ilan Pappé, los motivos religiosos en la ocupación son otra parte más del discurso, para ocultar los verdaderos intereses geoestratégicos, económicos y políticos.

Según datos de la UNRWA aproximadamente una cuarta parte de la población refugiada del mundo procede de Palestina. Los refugiados palestinos llevan ya más de 70 años siendo refugiados

Nuestra tarea es luchar contra el silencio del que hace gala Occidente y recordar que la población refugiada palestina es la más antigua del mundo. Según datos de la UNRWA (Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo), aproximadamente una cuarta parte de la población refugiada del mundo procede de Palestina. Los refugiados palestinos llevan ya más de 70 años siendo refugiados. Más de 70 años luchando por la justicia y los derechos humanos contra un régimen de apartheid al que cada día se blanquea desde Occidente.

Después de décadas de sufrimiento y opresión continua, los nietos de la Nakba siguen guardando la llave del retorno entre sus manos que les confiaron sus abuelos en 1948, como símbolo que encarna la lucha constante de los palestinos y las palestinas. Empiezan su camino en un mundo encerrado por el muro que rodea toda Cisjordania o las bombas que asedian Gaza con la palabra resistencia grabada en sus cuerpos y en sus almas, incansables, luchan y defienden su tierra como su bien más preciado.

Innumerables son los artistas que han denunciado a lo largo de la historia, a través de la expresión de la música, pintura o la poesía, entre otras, su rechazo al estado sionista basándose en la justicia y en el derecho del pueblo palestino al retorno a una tierra que les fue expropiada. Destacamos aquí al poeta palestino Tawfiq Az-Zayyad, que expresaba este sentimiento de lucha en su poema “No nos iremos” donde versa “Aquí tenemos un pasado, un presente y aquí está nuestro futuro”.

En tiempos de una pandemia que azota al mundo, donde todos los titulares tratan de analizar minuciosamente cada detalle de los contagios y las conversaciones del país entero giran en torno a los rebrotes y futuros confinamientos, la sociedad tiende a olvidar la realidad de los pueblos oprimidos.

La población palestina en Cisjordania lleva confinada tras las losas del Muro del Apartheid desde el año 2002, momento en el que el gobierno israelí decidió empezar a construir dicha estructura de separación física entre Israel y Cisjordania. Su objetivo final, pese a que el motivo ofrecido por Israel sea impedir el ingreso incontrolado de palestinos a Israel, es la consecución definitiva de la anexión de Palestina.

Ocupación israelí
Dátiles palestinos frente a la ocupación israelí

El bloqueo del cultivo de dátiles y champiñones y de la producción textil es un ejemplo de cómo Israel asfixia a la industria y la agricultura palestinas, territorio que ve limitado el uso de sus materias primas y de sus importaciones y exportaciones.

El Muro fomenta, entre otros de los grandes perjuicios para la población palestina, el aislamiento de pueblos palestinos entre sí, la expropiación de tierras de cultivo productivas pertenecientes a los trabajadores palestinos y supone la restricción del libre traslado de los palestinos a sus trabajos, hogares, escuelas, universidades, tierras cultivables y servicios médicos básicos. Estas vulneraciones sistemáticas de los derechos humanos suponen una imposibilidad para los palestinos de realizar sus vidas con normalidad, debido al complejo régimen de los sistemas de Checkpoints, que imponen obstáculos físicos, legales y administrativos, y ralentizan extremadamente cualquier actividad cotidiana.

La población palestina en Gaza vive sometida a un bloqueo por parte de Israel desde el año 2008 que impide el paso de personas, materiales y suministros básicos. Actualmente, y debido a las circunstancias sanitarias, el bloqueo complica gravemente el tratamiento a los pacientes por Covid-19; y la población gazatí se enfrenta a la escasez de suministros médicos y a un sistema de salud extremadamente precario y absolutamente colapsado.

El último acuerdo de paz entre Israel y Emiratos Árabes Unidos no puede convertirse en un mito más de la historia de Israel para esconder y silenciar la violación de los derechos humanos a la población palestina.

En tiempos de incertidumbre, la voz de la justicia y el alma de la solidaridad deben alzarse, construyendo con solidez los pilares de la denuncia social frente a la represión que ejerce el sionismo

Que el mito pase a ser historia depende, en parte, de que la solidaridad y el internacionalismo con Palestina lleguen a la ciudadanía, con un trabajo de concienciación, crítica, boicot y presión hacia al régimen sionista. Han sido muchas las ocasiones, en las que, a lo largo de los siglos, se ha alterado la historia mediante discursos repletos de falsedades de los que fueron escuchados por su poder económico y su influencia a nivel global, siempre con consecuencias fatales para los pueblos oprimidos.

En tiempos de incertidumbre, la voz de la justicia y el alma de la solidaridad deben alzarse, construyendo con solidez los pilares de la denuncia social frente a la represión que ejerce el sionismo. Pese a que el poderoso caballero don dinero venza siempre en la esfera internacional de un mundo dirigido por las lógicas capitalistas, gobierne quien gobierne, nunca serán lo suficientemente poderosos para silenciar las vulneraciones de derechos humanos.

Cualquiera que se considere firme defensor de la justicia universal debería posicionarse del lado de la causa del pueblo palestino, y romper las cadenas de la indiferente neutralidad entre las que nos intenta atrapar gran parte de la comunidad internacional. Rescato por su trascendencia innegable, la cita de Desmond Tutu, notable pacifista y clérigo sudafricano que se opuso al Apartheid “si eres neutral en situaciones de injusticia, has elegido el lado del opresor”.

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#67712
18/8/2020 12:28

Sueño desvanecido, los Emiratos son manejados y se dejan para ser protegidos por temor a Irán, que amenazan esa zona, Irán en vez de preocuparse por su pueblo, se preocupa más por la expansión del chiismo, han conseguido entre ellos y otros destruir todos los países de Oriente, el pueblo árabe y musulmán simpatiza con la causa Palestina, los políticos árabes hacen lo mismo por interés, sólo eso.

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